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No llego, no llegooooooo

Unknown
reloj tiempo

¿Os suena esta expresión? O quizás más bien esa sensación... La de no llegar aunque vayas corriendo todo el día, la de no hacer las cosas suficientemente bien, la de no tener nunca tiempo para nada...
Hace casi un año en mi vida hubo un cambio bastante grande. Digo cambio porque per se no lo consideré negativo ni positivo. Bueno, quizás más bien positivo, como una oportunidad para hacer cosas que no solía hacer. Tenía muchos planes, muchos objetivos... Ummmm.... ahora miro hacia atrás y pienso: ¡¡demasiados objetivos!! Creo que no he llegado a cumplir, por una cosa u otra, ni la mitad.


Como decía Lenon, la vida es eso que sucede mientras estás ocupado en otras cosas. Haciendo la colada, cocinando, trabajando o buscando trabajo (que es peor que un trabajo, en mi opinión), pintando la casa, asistiendo a clases de inglés... qué se yo... Si eres una persona activa y que se niega rotundamente a renunciar a nada (tú puedes con todo, claro que sí) a menudo te ocurrirá como a mí. Que tienes la sensación de ir siempre acelerada. De no disfrutar las cosas. De ir corriendo a todo. Y de apenas llegar a nada.

El tiempo... es tan traicionero. Se nos pasa tan rápido cuando estamos a gusto. Los niños, que crecen sin parar, nos hacen mayores, vemos el tiempo que pasa a través de los juguetes que dejan de gustarles, sus reclamos de independencia, sus ropas y zapatos, que se van quedando pequeños. El tiempo... nos parece tan insuficiente...

A veces me paro un segundo y me pregunto: ¿A dónde voy? ¿Qué estoy haciendo? ¿El tiempo que dedico a esto debería dedicarlo a otra cosa? Porque en este mundo tan competitivo todo parece girar en torno a actualizarse continuamente, a estudiar y dominar cosas nuevas para estar al día y no quedarse rezagado (sobre todo en profesiones como la mía). Nos faltan pequeños momentos de reflexión para revisar lo que hacemos, metidos como estamos (¡todos nosotros!) en esta vorágine diaria que nos come. Lo peor es que luego todo queda diluido. En realidad, repetimos actos, uno y otro día, y se nos pasan los días, las semanas y los meses sin que parezca que hemos hecho gran cosa.

¿No os agobia un poco? Yo confieso que sí. Y dudo y vacilo. Y me digo: eh, en vez de perder el tiempo haciendo dibujitos o escribiendo cosas que no le interesan a nadie, haz un máster o estudia inglés o qué se yo... Pero luego digo: NO. Porque sería dejar de ser un poco quien soy. Y es importante dedicarnos tiempo. Y si nos gusta cocinar, reservar un tiempo para cocinar. Y si nos gusta coser, reservar un tiempo para coser. O para hacer manualidades. O para ir al parque a contar los patos del estanque. O para escribir tonterías y hacer dibujos.

Este 2014 compré una agenda. Nunca hasta ahora la había tenido. Aún no le he entregado mi corazón ni el dominio del escritorio; comparte espacio con la multitud de post-it  (con recordatorios, ideas, tareas pendientes etc.) que inundan mi mesa. Me sirve para organizarme un poco mejor (sólo un poco) Sin embargo, sigo pasando casi todo el día cumpliendo obligaciones que se alargan. Hoy es uno de esos días que me paro y reflexiono. Y me digo: no entreges todo tu tiempo  y tu alma al trabajo para otros. Guarda una parte para ti. Y en esas estamos, arañando un poco de tiempo para las cosas que de verdad me llenan. Y que se paren un momento todas esas cosas que nos ocupan :)


Unknown / The creative mind

Soy Laura Minimalia, amante del café, los animales, las cosas bonitas, la ilustración... y, entre otras cosas, la cabecita que está detrás de Dibucos. Gracias por tu visita :)

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